Falta el público en la Gallera
La ausencia de la fanaticada, en Río Piedras, ha provocado la desmotivación de los gallitos y jerezanas del voleibol

La temporada regular casi termina. Se enfrentan dos de los equipos más fuertes en el torneo de voleibol de la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI). A una cancha vacía de público, llegan los equipos de la Universidad de Puerto Rico (UPR) Recinto de Río Piedras y de la Universidad Ana G. Méndez. Pedro Molina Mercado, capitán del equipo del primer centro docente del país, hace una jugada de campeones, de las que harían vibrar a la fanaticada. Emocionado, se gira a las gradas para recibir la energía, pero solo ve eso: gradas.
Producción, edición y narración: Francisco J. Báez
Desde que comenzó la pandemia, en marzo del 2020, la LAI hizo cambios en las dinámicas de sus competencias. El pasado año académico, la mayoría de los eventos fueron cancelados, incluso las aclamadas Justas.
Aunque este año se retomó la acción deportiva, torneos concurridos, como el del voleibol masculino y femenino, limitaron el acceso al público, lo que ha tenido implicaciones en el estado emocional y en la motivación de algunos estudiantes atletas.
Ese es el caso de Molina Mercado, quien admite que la fanaticada incentiva a los equipos y es un factor determinante para ganar o perder un juego. No obstante, reconoce el deporte como un trabajo, así que su nivel de juego no se afecta por la ausencia del público.

Capitán del equipo masculino, Pedro Molina Mercado.
Capitán del equipo masculino, Pedro Molina Mercado.
La psicóloga deportiva de la Universidad Interamericana de Puerto Rico (UIPR), Enid López López, coincide en que el factor del público es determinante en el resultado de los partidos, pero, de acuerdo con las circunstancias, puede jugar a favor o en contra de cada equipo.
“Es una ventaja porque no reciben esa presión, pero a la misma vez tampoco escuchan esa dinámica y esa energía, que es algo que he trabajado muchísimo con los equipos en aprovechar esa energía [del público]”, explicó López López sobre el impacto de no tener audiencia en la cancha.
Luego de un año y medio de inactividad a causa de la pandemia, mantener el enfoque para jugar y competir en torneos no ha sido sencillo.
“Nuestros atletas universitarios se vieron más marginados. ¿Por qué? Porque todas las facilidades en Puerto Rico se cerraron: se cerraron piscinas, se cerraron pistas, se cerraron canchas, se cerró todo y en las comunidades [también]”, argumentó la psicóloga deportiva.
Añadió que los deportistas se demostivaron, pues entrenaban sin un fin. No sabían cuándo, dónde y si, en efecto, lograrían competir.
Cada cual con su protocolo
Desde junio del 2021, el Departamento de Recreación y Deportes (DRD) permitió la entrada de público a los eventos deportivos, pero dejó en manos de cada liga el desarrollo de protocolos, que debían ser sometidos para su aprobación.
A más de un año de paralización deportiva, la LAI hizo pública, en septiembre, su determinación sobre cómo transcurriría la liga. Comenzó con cinco disciplinas, que incluyen voleibol, tenis y taekwondo. Además, todo estudiante atleta y personal que laborase con los equipos debía estar completamente vacunado.
Aunque inicialmente hubo resistencia a la admisión de público durante los eventos deportivos, la LAI dio la flexibilidad para que cada universidad y recinto participante tomara la determinación de cómo y a quiénes admitirían en los diversos eventos.
“Eso se discutió en el Consejo Administrativo, donde hay un decano por cada una de las instituciones, incluyendo a todos los directores atléticos y un representante estudiantil. Pero la decisión, luego de que se enmendó el protocolo, es puramente universitaria, no de la Liga Atlética Interuniversitaria”, indicó el comisionado de la LAI, Jorge Sosa Ramírez.
La IUPI sin público
La UPR Recinto de Río Piedras determinó que no admitiría ningún tipo de público presencialmente. Esta decisión se da a la par que el regreso parcial a clases presenciales en el recinto, cuya administración informó, en abril, que contaría con 22% de las clases en la mencionada modalidad. No obstante, solo el 7% de los cursos se impartieron en persona.
Para la coordinadora del programa de voleibol del recinto riopedrense, Xiomara Molero Jiménez, quien tuvo inherencia en la decisión, jugar sin público fue la medida más acertada para realizar el torneo, al tener en cuenta la pandemia global. Aunque reconoce que los equipos añoran la presencia del público, piensa que la ausencia de la fanaticada no ha tenido efectos en el desempeño de los jugadores.

Coordinadora del programa de voleibol del recinto riopedrense, Xiomara Molero Jiménez
Coordinadora del programa de voleibol del recinto riopedrense, Xiomara Molero Jiménez
Por un lado, los gallitos pasaron invictos a la serie final, mientras que las jerezanas terminaron su participación en las semifinales con un récord de 15 victorias y dos derrotas.
De igual manera, el entrenador del equipo masculino de voleibol de la IUPI, Juan Albarrán Rodríguez, destacó que la mayoría de sus jugadores son de primer año, por lo que no han tenido la oportunidad de jugar con audiencia a nivel universitario.
Sin embargo, Albarrán Rodríguez, quien también vistió el uniforme de los gallitos, del 1993 al 1996, admitió que extraña la energía de la fanaticada en las canchas, particularmente la de Río Piedras.

Entrenador del equipo masculino de voleibol de la IUPI, Juan Albarrán Rodríguez
Entrenador del equipo masculino de voleibol de la IUPI, Juan Albarrán Rodríguez
En esa línea, Gretchen Bibiloni Díaz, quien cursa su cuarto año en la UPR Recinto de Río Piedras y capitanea al equipo femenino de voleibol, también recalcó la importancia de contar con el apoyo del público en los partidos.

Capitana del equipo femenino, Gretchen Bibiloni Díaz
Capitana del equipo femenino, Gretchen Bibiloni Díaz
“Para mí es casi igual de importante que el juego en sí, porque toda la vida ha habido público en los juegos, y es algo que tú lo esperas, y estar este año sin público es como si le faltara algo”, aseveró Bibiloni Díaz, quien participa de su última temporada en el voleibol universitario.
Alanis Báez Carlo, jerezana y fanática del deporte, dice que añora la adrenalina y la competencia que la Gallera propiciaba, tanto en la cancha como en las gradas.
Falta la familia
López López, quien desde hace 11 años atiende a los jugadores de los equipos de la UIPR, entiende que la ausencia del público en las gradas puede afectar el estado emocional de los estudiantes atletas, al no contar con el apoyo de sus familiares y amistades, algo a lo que ya estaban acostumbrados.
Asimismo, Bibiloni Díaz aseguró que el apoyo que recibía de su familia en la cancha era importantísimo.
Molina Mercado, quien juega a nivel superior con los Cafeteros de Yauco, reconoce que es duro no contar con la energía de su familia en cancha, que siempre lo ha apoyado en su carrera como atleta.
Sobre cómo se sentirá volver a jugar frente a la fanaticada de la IUPI, con la Gallera llena apoyándolos, Albarrán Rodríguez confesó que “hemos jugado toda la temporada sin público y, pues, nosotros somos humanos. Cuando veamos la cancha llena, pues me imagino que esos primeros días de competencia con público pondrá un poquito de presión. La emoción de ver otra vez nuestra universidad presente en la cancha, pues sí, afectaría en esa parte emocional”.
Para la serie semifinal, la LAI optó por que se jugara en una cancha neutral. El Coliseo Roberto Clemente recibió a los equipos con un escaso público, que era dominado por los voleibolistas que esperaban su turno de juego. También, se presenció el anhelado y latente apoyo familiar principalmente del Recinto Universitario de Mayagüez de la UPR, cuyos equipos se enfrentaron a los y las riopedrenses. De una parte y la otra, la audiencia presenció uno de los clásicos del voleibol universitario. Con una vibrante energía, los gallitos prevalecieron, mientras que las jerezanas cayeron.

