Víctima del Coronavirus la salud mental de los universitarios

Desde que comenzaron las clases en línea, Armando Rodríguez Vázquez, a sus 24 años, puede contar con los dedos de su mano las veces que ha podido dormir bien. Los días que no logra conciliar el sueño, el universitario se acuesta con la incertidumbre de si su vieja computadora le permitirá conectarse a sus cursos de Ingeniería al día siguiente.
El estudiante del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) carecía de un ordenador, por lo que la institución educativa le proveyó una computadora Dell con el programa Windows 7. Según el joven, el dispositivo, que cuenta con una tecnología atrasada, en ocasiones, se apaga y no le permite conectarse a las plataformas digitales.
“Siento que estoy perdiendo mucho aprendizaje, que más adelante, no se va a reflejar cuando coja un examen como la reválida. Tantos años invertidos en una carrera y tanto interés y empeño para terminar así, a medias”, expresó el estudiante que cursa su último año de Ingeniería Industrial.
En un intento por disminuir los contagios de coronavirus, la exgobernadora Wanda Vázquez Garced decretó, mediante orden ejecutiva efectiva el 15 de marzo de 2020, el cierre de los centros educativos. Por esta razón, las universidades del país adoptaron la modalidad de cursos en línea.
La transición abrupta, sumada a la incertidumbre por la pandemia, ha supuesto un desequilibrio emocional en los universitarios, lo que ha incrementado la búsqueda de ayuda profesional. Ante la demanda por la situación pandémica, el Departamento de Consejería para el Desarrollo Estudiantil (DCODE) de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras ofrece sus servicios mediante teleconsultas.
La psicóloga y directora de DCODE, María I. Jiménez Chafey, afirmó que “lo más común que estamos viendo es ansiedad. Esto viene por el estrés y por la falta de sentido de control. Algunos pueden tener sentimientos de depresión porque perdimos algo, perdimos una rutina. En parte, es como un duelo”.
En el formulario Los desafíos emocionales que enfrentan los universitarios bajo aislamiento, realizado mediante la plataforma Google Forms, se encuestaron 312 estudiantes acerca de su condición emocional, estado económico y su desempeño en las clases virtuales. El 80.1 por ciento indicó que había sufrido un episodio de estrés por las clases en línea combinado con la amenaza del coronavirus.

Orden ejcutiva, efectiva 15 de marzo Fuente: Fortaleza PR
Orden ejcutiva, efectiva 15 de marzo Fuente: Fortaleza PR

Colapso emocional
Las emociones no placenteras comienzan a emerger. Laura Pierantoni Marrero, estudiante del RUM, brindó su testimonio, con un nudo en la garganta, al expresar cuánto le ha afectado el confinamiento.
“Me cuesta concentrarme, he tenido ataques de ansiedad, me han dado ganas de llorar constantemente, a veces estoy sin ánimos, no quiero hacer nada y realmente me ha afectado más de lo que yo pensaba”, contó entristecida la joven de 19 años.
Ante casos como este, la psicóloga Jiménez Chafey exhorta a los estudiantes a que busquen ayuda si se afecta alguna de las cuatro “r”: la capacidad de reír, de seguir una rutina, de tener relaciones sociales y de respetar las reglas.
Las estudiantes graduadas de Trabajo Social Francheska Pérez López y Shakira Maldonado Arroyo realizaron un formulario, en mayo de 2020, titulado Cuestionario para estudiantes universitarios/as sobre su situación ante el COVID-19. De los 305 encuestados, 65 por ciento marcó haber tenido episodios de estrés en el último mes, 7.6 por ciento sintió enojo, 6.9 por ciento señaló haber tenido miedo y el restante marcó “otros”.
El artículo El impacto psicológico de la cuarentena y cómo reducirlo, publicado el 12 de marzo de 2020 en la revista Intramed, identifica seis notables estresores durante el confinamiento; estos son: frustración, aburrimiento, duración de la cuarentena, miedo a la infección, información inadecuada, suministros insuficientes por parte del gobierno y las finanzas.
El cuestionario Los desafíos emocionales que enfrentan los universitarios bajo aislamiento contaba con un espacio en blanco en el que 84 estudiantes compartieron su experiencia sobre la situación pandémica ligada a la carga universitaria. La mayoría reflejó un descontento por las medidas educativas tomadas para continuar con la enseñanza a distancia.
En este formulario, una estudiante expresó, de manera anónima, que su desmotivación no proviene por la crisis del coronavirus, sino por la “mediocridad” e “ineficacia” del sistema UPR para manejar la situación. Ella afirma que su depresión se ha intensificado por la sobrecarga académica y, en ocasiones, ha pensado darse de baja de los cursos para acabar con “todo”.
La educación remota, impuesta por las circunstancias, ha sido fuertemente criticada por universitarios de las diferentes instituciones de la isla. La poca adaptación a esta nueva modalidad y los factores anteriormente mencionados provocan que los alumnos se desinteresen, se sientan solos, e inclusive, se consideren incapaces de culminar el semestre universitario.

Campus virtual
Ante un escenario inesperado, algunos estudiantes afirman que el aprovechamiento académico de las clases en línea ha sido pobre. El estudiante de Información y Periodismo Christian Vargas Vélez, quien cursa su último año en la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras, asegura sentirse incapaz para enfrentarse al mundo laboral.
“Puedo decir que es el semestre en que menos aprovechamiento tengo porque (…) más que lo que estoy aprendiendo, es la experiencia nefasta, la experiencia difícil de tener que sobrellevar esta educación en línea sin poder apoyarme en los demás”, dijo el joven de 27 años.
El periódico Metro informó, el 25 de abril del 2020, que el Consejo de Estudiantes del RUM solicitó reunirse con el rector de ese Recinto, Agustín Rullán Toro, para denunciar que muchos profesores incurrían en conductas antipedagógicas desde el comienzo de las clases en línea.
La alumna de Biología de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla Stephanie de Jesús Tosado manifestó lo siguiente: “Estoy haciendo videollamadas con mi psicólogo para ver si me ayuda porque me estresa el hecho de que, como las clases son online, pues dan el doble del trabajo del que daban en las clases presenciales, además de la falta de consideración a los estudiantes”.
En Puerto Rico, la modalidad virtual se torna segregativa ante la desigualdad existente en aspectos sociales, económicos y mentales. Algunos estudiantes se ven desaventajados al no tener equipo electrónico propio, al vivir en áreas rurales sin buena conexión al internet, y al tener que compaginar la presión de un trabajo con la enseñanza a distancia.
Según el Censo de 2018, realizado por el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, el 62 por ciento de los hogares en la isla contaban con una computadora por familia, mientras que un 54 por ciento tenía acceso a internet.
El profesor Jimmy Torres Rodríguez, de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras, expresó que, para que todos tengan un buen aprovechamiento académico, la universidad debe proveer las ayudas pertinentes a los estudiantes de recursos limitados.
“Pensar que todos los estudiantes tienen los recursos iguales no es verdad, eso no es verdad”, opinó.
Desde el inicio de los cursos en línea, surgió un descontento en el estudiantado debido a que la calidad de enseñanza no era equivalente al monto pagado en la matrícula. A pesar de este sentir, muchos estudiantes han trabajado, durante este periodo de pandemia, para poder costear sus estudios futuros y sustentar a sus familias.

Ansiedad monetaria
Para Karina González Román, estudiante de la Universidad Interamericana en Bayamón, el coronavirus se ha vuelto un enemigo con el que tuvo que lidiar constantemente. Todos los días se presenta a trabajar al supermercado Amigo, en Dorado, con el miedo de que, al llegar a la casa, pueda contagiar a su madre, paciente de diálisis; o a su hermana, paciente de lupus.
“El estrés y la angustia era tanta que tuve que ir a un laboratorio y decir: ‘Hazme la prueba del coronavirus, tenga o no tenga los síntomas”, comentó la estudiante de Justicia Criminal.
La joven de 22 años no puede prescindir de su empleo porque lo necesita para cubrir los gastos de su familia y de la universidad. No obstante, la exposición al contagio le ha generado tanta angustia que hasta ha tenido hemorragias nasales.
Un estudio revelado el 20 de mayo por la organización Mentes Puertorriqueñas en Acción, indicó que en un 19% de los encuestados no aumentó la carga de empleo por la pandemia. Mientras que un 26.5 por ciento, de 535 universitarios encuestados, expresó haber tenido una reducción en sus ingresos. Por último, la encuesta reflejó que un 42.6 por ciento está desempleado raíz de la pandemia por la COVID-19.
Mientras que unos estudiantes trabajan para costear los créditos del próximo semestre, otros ahorran dinero por años para irse de intercambio: estudiar fuera del país
La estudiante de Información y Periodismo de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras Laleska García Vázquez se vio obligada a permanecer en España y pasar la cuarentena lejos de casa. Actualmente, cursa el semestre en línea en la Universidad Complutense de Madrid, por lo que regresar a Puerto Rico supone tomar clases de madrugada debido a las seis horas de diferencia.
Por otro lado, la alumna Nael Centeno Rivera perdió su semestre de intercambio en Italia debido a la pandemia, lo que condujo a la joven volver desilusionada a Puerto Rico.
“Ha sido una montaña rusa de emociones, porque no solo perdí mi semestre, sino que viajé a Italia, pero no vi tan siquiera Roma. Simplemente, se siente como si perdieras un sueño”, concluyó la estudiante de lenguas extranjeras.
No cabe duda de que el coronavirus ha afectado emocionalmente tanto a estudiantes que trabajan y estudian como a alumnos que decidieron optar por una nueva experiencia fuera del campus. Sin embargo, el virus, también, ha impactado vidas que están a unos meses de comenzar el camino universitario.
Nuevo ingreso
El final del semestre antepasado fue decepcionante para los estudiantes de nuevo ingreso, quienes no pudieron culminar de manera esperada su tránsito por la escuela superior. De persistir el cierre en las aulas educativas, estos se enfrentarían a una nueva etapa de manera totalmente distinta.
Los futuros universitarios no tuvieron una ceremonia para culminar un ciclo y darle comienzo a su carrera profesional. “No tuvieron graduación. Ellos se perdieron en esto del COVID”, expresó el profesor Torres Rodríguez.
La futura estudiante de la Universidad del Sagrado Corazón Doedlian Martínez Vázquez asegura no sentirse completamente preparada para comenzar su travesía universitaria. “Hay ciclos que se deben cerrar para poder seguir adelante”, dijo la joven de 18 años.
La trabajadora social Shalimar Cancel Meléndez pronostica muchas bajas de estudiantes universitarios debido a que muchos no dominan las herramientas como Word, PowerPoint o Excel, añadido al estrés y la ansiedad actual por los problemas económicos, de salud y de convivencia que han surgido.
“El cambio de la escuela superior a la vida universitaria es un reto para todos los estudiantes. Ahora, a esto se le va a sumar, que no fue opcional, cambiar de manera presencial a virtual”, dijo Cancel Meléndez.
A pesar del cambio abrupto y repentino que supuso modificar de lo presencial a lo virtual, ninguna institución optó por posponer o cancelar el año académico. La visión del presidente de la UPR, Jorge Haddock, era que todos los estudiantes pudieran culminar el semestre, tal como lo expresó en un comunicado de prensa emitido el 13 de marzo del 2020.
Aunque los puertorriqueños han demostrado ser resilientes, no se pueden ignorar las necesidades y los estresores que afectan a los jóvenes universitarios. La nueva realidad creada por el coronavirus altera todos los aspectos de la vida, de modo que la salud emocional se compromete en el proceso de adaptación a las nuevas modalidades.
El miedo al contagio, la enseñanza virtual, las limitaciones económicas y los sueños truncados invitan a reflexionar sobre la salud emocional de un pueblo que ha sido azotado constantemente. La psicóloga Jiménez Chafey concluye que“sí, siempre van a haber retos. Si la crisis, situación o circunstancia continúa, sigue ese nivel de estrés crónico leve que tenemos, pero todos vamos a ir desarrollando estrategias para manejarlo”.


